Para mantener los cerámicos en perfecto estado, es importante seguir algunos consejos de limpieza y mantenimiento que prolongarán su vida útil.
La limpieza regular con productos específicos ayuda a evitar la acumulación de suciedad y manchas difíciles. En el caso de los cerámicos esmaltados, un paño húmedo y un detergente suave son suficientes para su cuidado diario.
Las juntas entre los cerámicos pueden acumular moho y suciedad con el tiempo. Aplicar una mezcla de bicarbonato de sodio y agua oxigenada es una forma efectiva de mantenerlas blancas y limpias.
Para evitar daños, es recomendable no utilizar productos abrasivos que puedan rayar la superficie. Además, en exteriores, un sellador especial ayuda a proteger los revestimientos de la humedad y la exposición al sol.
Con un mantenimiento adecuado, los cerámicos conservarán su apariencia y funcionalidad por muchos años.